¿Puedo aportar experiencia como subcontratista para acreditar solvencia?
Claro que sí, se puede usar la experiencia como subcontratista para demostrar solvencia en una licitación pública… pero, ya sabes, depende un montón de las reglas de cada lugar y cada concurso. No es una ciencia exacta. A veces te la aceptan sin problema, otras veces te piden hasta la partida de nacimiento de tu empresa y un testimonio jurado de tu abuelita.
El rollo de la “solvencia” es básicamente que puedas probar que no eres un improvisado y que, si te dan el contrato, no vas a desaparecer al tercer día ni a dejar el proyecto a medias porque te quedaste sin fondos o sin saber qué hacer. Y bueno, esa solvencia, la puedes probar de varias formas: mostrando tus números (estados financieros, por ejemplo), cartas de bancos, contratos pasados… y, sí, la experiencia como subcontratista, si es relevante y tienes cómo comprobarla.
Eso sí, ojo: tu experiencia como subcontratista tiene que tener algo que ver con el tema de la licitación. O sea, no vayas a meter trabajos de plomería si la licitación es para hacer un software. Si la convocatoria es para construir algo, y ya has sido subcontratista en obras similares, vas bien. Pero si la experiencia no tiene nada que ver, ni te molestes, porque te la van a batear.
Y aquí va el disclaimer: cada país, cada ciudad, cada organismo público tiene su propio manual de reglas, y a veces cambian de un concurso a otro. En algunos lados son súper estrictos y no te aceptan más que experiencia como contratista principal. En otros, mientras demuestres que participaste y cumpliste, ya estás del otro lado.
No te olvides de juntar todos los papeles posibles: contratos, facturas, cartas de recomendación, hasta fotos si se puede. Porque si no tienes cómo probar lo que hiciste, es como si no hubiera pasado. Así de triste.
En fin, sí se puede, pero no es garantía. Chécate bien las bases del concurso, asegúrate de que tus documentos están en orden y que tu experiencia aplica. Si no entiendes algo de lo que piden, ni te la juegues: mejor pregúntale a un abogado o a un asesor que sepa de estos temas. No vaya a ser que pierdas tiempo (y dinero) por un papel mal presentado.